Dicen que la música son matemáticas y que algunos autores se saben la fómula para que sus melodías penetren en nuestros cerebros. También que algunos autores estudian el cerebro humano para adivinar que sonidos se encuentran en el cerebro reptiliano. A veces, a los que nos gusta la música,  se nos mete una melodía en el cerebro y se reproduce en bucle sin encontrar salida. Podemos estar en esa situación días y días. El terrorífico gusano musical.

Días y días cantando el Dirait-on de Morten Lauridsen.